miércoles, 4 de junio de 2014

“MAESTROS DE LA PLÁSTICA ESPAÑOLA”




GOYA:
Francisco de Goya

Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en Fuendetodos, un pueblo de la provincia de Zaragoza.  Estudió el barroco italiano, constituyendo este su primer aprendizaje. De regreso a Zaragoza realizó sus pinturas murales del Pilar.

Francisco de Goya se limitó casi en exclusiva a pintar escenas costumbristas hasta la edad de 40 años, desde el punto de vista social su experiencia no puede ser más completa. Provenía de una familia artesanal lugareña, se codeó con la aristocracia de la corte e incluso con la familia real, pero por talante se convirtió en amigo de los intelectuales reformistas.

Francisco de Goya fue un protegido de la Duquesa de Osuna lo que le permite convertirse en el año 1785 en pintor del rey Carlos III, y en 1799 en el pintor de cámara del rey Carlos IV. La proximidad de la familia real le convierte en el retratista de moda de la aristocracia de la época.

Hacia 1790, Francisco de Goya, padeció una enfermedad que le dejó sordo, esta dolencia tuvo un gran influjo en la obra. El dolor propicia una auténtica metamorfosis en su personalidad artística; en otro momento posterior fue el dolor colectivo el que terminó de dar una nueva dimensión a la obra de Goya. La sordera le inclinó a aislarse, dejó de ver la sociedad desde un ángulo positivo y comenzó a verla desde un ángulo negativo. En esta época pintó las primeras obras conocidas como "Caprichos". Obras concebidas como una libre divagación de un mundo sin sentido y que de ninguna forma podían estar destinadas a su antigua clientela. Al mismo tiempo continuó cumpliendo sus encargos de retratista. En 1800 pintó " La familia de Carlos IV".

A partir de 1808 la guerra de la independencia va a suponer para Goya una experiencia dolorosa que va a intensificar su veta pesimista y crítica.
Las escenas del 2 de mayo y la serie de grabados de los Desastres señalan cotas pocas veces alcanzadas en la expresión del dolor de un pueblo y de la degradación de los sentimientos. Tras la guerra, Fernando VII, le repone en su puesto de pintor de cámara a pesar de haber sido retratista de José I (hermano de Napoleón).

Goya se aísla del trato mundano ya que deplora, como liberal convencido, los excesos del absolutismo. Es en esta época cuando Goya pinta sus pinturas negras.
En 1823 Goya decidió abandonar España como consecuencia de la represión absolutista y se instaló en Burdeos donde murió en 1828.

La relación del artista con la sociedad se evidencia con trazos muy claros en el caso de Francisco de Goya. El pintor dotado de un vitalismo optimista cuando pintaba los cartones para tapices, en su primera época, desaparece con la sordera y de una manera más definitiva con la guerra para dar paso a un artista más amargamente crítico y cuya fantasía crea un mundo alucinante de brujas y monstruos.

Goya representó seis estilos diferentes en sus obras: costumbristas, retratos, pinturas religiosas, temas patrióticos, pinturas negras, grabados y dibujos.

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